viernes, 4 de julio de 2014

Clonazepam y Fútbol

Como el martes jugaba el seleccionado argentino decidí pedirme el día en el laburo. El partido anterior lo había pasado muy mal en la oficina. 
Todas las menopáusicas gritando cada vez que pateaban al arco. Entendí mucho a los hombres. Por suerte tenía auriculares. Sintonicé una radio y problema resuelto. No las escuche más. Pero las veía! Y quería tirarlas por la ventana, por ignorantes!
Creo que me subió la presión a las nubes, no por el partido, sino por las infumables que estaban en mi espacio laboral.
No quería repetir esa situación así que me pedí un artículo para poder putear y mirarlo en paz, sin escuchar cosas como si el referí podía ser del mismo país que uno de los equipos. (Sueco es de Suecia, no Suiza). Esto lo preguntaron en el kiosco, quería salir corriendo! 

La primera etapa, Argentina sin ideas claras para atacar el arco rival y Suiza parados para intentar una contra salvadora. Había nervios pero hasta por ahí nomas, les tenía fe.
En el segundo, me fui a casa a verlo en mi super led tipo cine. Tal vez con la ilusión de teletransportarme a San Pablo.
Que manera de sufrir!! Si tenía un blister de clonazepam quizás me lo  tomaba (?)
Que bronca me dio cuando los brazucas nos cantaban ole! No me lo voy a olvidar nunca más.

El tiempo pasaba. El gol no llegaba. Terrible la desesperación, la ansiedad. Hice como Thalía, "arrasando". Me comí todo.

Minuto 117. Faltaban tres para tener que definir el avance a cuartos de final en los penales.
Messi agarró la pelota en el medio del campo y avanzó hasta llegar al borde del área. Lo vio a Di María y le soltó el pase. Definición cruzada y gol. Tremendo Ángel!
Creo que en mi vida nunca grité tanto un gol. Alegría incontenible.


    Foto: EFE
La selección está en cuartos de final de Brasil 2014, con mucho más corazón que juego, con el coraje de algunos como Marcos Rojo, el más criticado antes del Mundial, pero ya demostró por que Sabella le dio el lugar. Se sigue sosteniendo en las salvadas de Romero, los huevos enormes de Mascherano. Y, por supuesto, en el talento de Messi.


Tengo la dicha de tener DirecTv y pude escuchar el espectacular relato de Pablo Giralt. Lloré y grite con él. Una emoción enorme! Te pone la piel de gallina. Sin dudas plasmó lo que todos sentíamos del otro lado del televisor.


Esto es así, Señores!

Pasiones y sentimientos inexplicables que solo te puede provocar el fútbol.



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